Este texto no pretende ser Literario, simplemente un modesto Homenaje a los muchos y gratos recuerdos que guardo de mi estancia en Lanzarote, y en especial a mis Compañeros y Profesores del Instituto de San Bartolomé, con los que recientemente he retomado contacto.
Para que no se haga eterno ni pesado, me he saltado muchas anécdotas y detalles... Espero que sean ellos, con sus comentarios, los que enriquezcan esta entrada.
Va por Ustedes.
Recién llegado a las ventosas y volcánicas tierras de Lanzarote desde mi tierra marinera y hortelana, se acabó el Verano y fui a dar con mi cuerpo quinceañero en San Bartolomé... Primer día de Instituto.
Yo, solo y solitario, buscaba los rincones donde hacerme invisible y poder observar, escondido en mi Silencio, los grupos de chicos y chicas que charlaban a mi alrededor armando un escandaloso collage de voces desconocidas, un Mundo que no me era hostil, pero sí indiferente. Y de entre el hormiguero tumultuoso que era aquella mañana la Casa Ajey, destacaba y me llamó la atención una chica morena de abundante melena ondulada que, risueña, se paraba, como una abeja de flor en flor, frente a las pandillas diversas que colmaban el patio, y a todas tenía algo que decirles sin perder la sonrisa y el buen humor... Igualito que yo, pensé. Esa chica y yo somos la noche y el día. Mi pensamiento me arrancó la primera sonrisa.
Un poco más tarde, ya instalado en el pupitre más discreto y apartado del aula, empeñado en perpetuar mi Soledad, alguien a mi espalda me pidió permiso para ocupar la única silla que había a mi lado... Era ella. Y me habló... JUANI me abrió las puertas de un Mundo que yo tenía que descubrir. Y desde entonces, ¿cómo olvidar?...
Cómo olvidar las excentricidades de JUANI, siempre cargadas de humor y exentas de toda maldad, su humildad y su sonrisa fácil que prodigaba sin reservas a todo el Mundo, las fiestas de Cumpleaños que su padre le preparaba por todo lo alto... Y sobre todo aquella mañana calurosa (40º a las 7 de la mañana) que habíamos quedado para estudiar Inglés y la pasamos paseando por la orilla de la playa contándonos cosas de las que no hablaba con nadie.
Cómo olvidar a PAQUI y TERE, dos hermanas que nunca se separaban y, aunque parezca increíble, siempre tenían algo que contarse. Cuántas tardes pasé en su casa, por no estar en la mía, viendo películas de Terror Serie B que daban más risa que miedo, escuchando Rock & Roll o hablando sobre nuestras inquietudes, que a esa edad eran muchas. TERE, la Rebelde Indomable con la que discutía día si y día no, con la que me sentía cómodo y afín, con la que me entendía aunque nunca estuviéramos de acuerdo... Y con la que lloré como nunca el día que nos despedimos. Y PAQUI, que en el colmo de la Sinceridad era capaz de decirme las Palabras que más dolían, o negarme la Palabra haciéndome más daño aún. Eso sí, siempre por mi culpa, por mi manía de meter la pata cada vez que la Vida se ponía en mi contra y me tentaban las ganas de acabar con todo, de apartarme del Mundo... Siempre me perdonó, pero creo que nunca le di las gracias.
Cómo olvidar a sus tres amigas, que también fueron mías. ROSI, cuya mirada triste siempre me inspiró ternura, me despertaba el instinto protector de un hermano mayor ante una niña frágil que, tras la lánguida sonrisa, escondía la tristeza de una Juventud arrebatada. Como MARÍA JOSÉ, que también parecía ocultar bajo su aparente desenfado una Juventud turbulenta que no le correspondía... Un día le regalé una Mariposa. Espero que ella también batiese sus alas hacia una verdadera Libertad, no fingida. Y LALA, por supuesto, rebelde y entrañable, con su estilo tan propio y diferente, su apariencia de macarra y chica dura que era en realidad tierna, tímida, cariñosa y comprometida... No perdía una ocasión de manifestarse en contra de la matanza de focas. Era obligatorio quererla.
Cómo olvidar a JUAN CARLOS y SERGIO, tanto monta, monta tanto... Dos golfos de gran Corazón, tan inseparables y gemelos que era imposible concebir a uno sin el otro. Nunca he conocido a dos personas tan compenetradas... Sobre todo a la hora de perpetrar cualquier fechoría, como sus cacerías de gatos que luego me contaban con todo lujo de crueles detalles y sin dejar de reírse. Los Zipi y Zape del Instituto, sin duda.
Cómo olvidar a los también inseparables chicos de Nazaret, JESÚS y GINÉS, tan diferentes y, quizá por eso, tan complementarios. JESÚS, hablador, extrovertido y dado a las bromas. Ginés, silencioso, introvertido y blanco de casi todas las bromas de JESÚS. Tal para cual. Qué buenos ratos echábamos jugando con nuestros MSX (Lo más sofisticado que había en el momento) a matar marcianitos.
Cómo olvidar a mi buen amigo JUAN IGNACIO, siempre fiel a mí y a su muñequera de cuero y tachuelas. Cuántas tardes nos debatimos la conquista del Mundo sobre el tablero del Risk. Cuántas noches nos desplazamos a Arrecife cuando estaba de moda "La Alternativa" y nosotros nos empeñábamos en encontrar cualquier tugurio en el que se pudiese escuchar un poco de Heavy Metal. Y cuántas de esas noches volvíamos a casa haciendo Auto-Stop o andando... ¿Quién nos iba a llevar en su coche con aquellas pintas?
Cómo olvidar al bueno de GERVASIO, que sin ser desagradable era demasiado reservado. Tanto que, aún conociéndolo, apenas sabía nada de él. Nunca supe hasta qué punto era transparente o hermético, pero siempre supe apreciarlo en sus charlas y en sus silencios.
Cómo olvidar MÓNICA, risueña y con ese desparpajo del que hizo gala desde el primer día. Con la que mantuve correspondencia durante mucho tiempo y que al cabo de los años me invitó a su boda para darle, sin quererlo, un giro radical e inesperado a mi Vida... Ella sabe por qué.
Cómo olvidar a JOSÉ GREGORIO, que no por ser hijo del Director gozaba de ningún privilegio ni mucho menos del desprecio de los compañeros... Todo lo contrario. Con su timidez, su afición a los coches y su saber estar, se ganó siempre la simpatía de todos. Sólo le encontré un pequeño defecto... No sabía explotar su porte de guaperas (Alto, rubio y de ojos claros). Juraría que más de una se bebía los vientos por él en aquella época.
Cómo olvidar a los Profesores que tuvieron que aguantar a aquella caterva de Sesenta Energúmenos, candidatos en potencia a hacerles la Vida imposible durante todo el Curso...
JOSÉ YAGÜE, que con su voz rota y su porte severo pretendía (O eso me temo) inspirar un respeto del que ya gozaba y no conseguía disimular que era un buenazo. Me obligaba a abandonar "voluntariamente" las clases para hacer la mudanza de los muebles y aperos de labranza que decoraban la Casa Ajey. Y disfrutaba como un enano en la Semana Canaria encargando sacos de pan bizcochado, chuletas en adobo y vino tinto.
Eso me recuerda a PACA, tan chula ella y tan cercana a todos. Le hacía mucha gracia cómo decía aquello de "Aperos de Labranza", pronunciando la Z como buen Peninsular. Para ella hubo que pedir dos chuletas de ternera en la Semana Canaria, porque cerdo no comía.
Pero para chulo ANTONIO, que tenía terminantemente prohibido fumar en clase y él se las pasaba haciendo ceritos de humo. Alguna vez estuve en su casa escuchando a Serrat cantanto poemas de Miguel Hernández... Y me hizo una copia en casette que seguramente aún rondará por mi casa en Murcia.
ILDEFONSO, que nunca parecía hablar en serio porque nos guiñaba el ojo a cada momento con aire de complicidad (Una media de 12 veces por minuto, que lo conté... y si lee esto, me mata). Nunca hacía dos exámenes iguales y siempre comenzaba sus anécdotas con aquello de "Una vez conocí un caso..."... Definitivamente, si lee esto, me mata. Si le digo que estoy enamorado de su Tierra, a lo mejor me perdona. Ahí queda.
RUFINA, demasiado monótona en sus clases en contrapunto con su creatividad de Artista, porque lo es. Nos llevó a una Exposición suya de Pintura, pero éramos demasiado jóvenes e ignorantes como para apreciarla... Hoy día le hubiera hecho algún tipo de crítica, más o menos destructiva, según cómo me coja.
MARGARITA "MARGARITAE" (No me pregunten de qué daba clases, que es demasiado evidente), a la que un día hice una caricatura en la pizarra y dio la clase sin borrarla... Juraría que en el fondo le gustó. Ese peinado a lo Cleopatra daba mucho juego, la verdad.
¿ESTHER?... Demasiados nombres y demasiado tiempo hacen estragos en la memoria. Pero nos daba Matemáticas y, cuando se sentaba sobre la mesa, cruzaba las piernas dos veces al mismo tiempo, como una soga. Yo creo que tenía algo de contorsionista.
PACO, tan Canario que, el primer día de clase quiso escribir la palabra "Posición" y confundía la C con la S... Lo suyo no eran las Letras, desde luego. Por reírme de su confusión me tuvo de Secretario en la pizarra toda la mañana. Repetía continuamente la palabra "evidentemente", suponiendo que era evidente todo lo que explicaba, cuando en realidad no siempre lo era. Y recuerdo que nos propuso el Juego del "Amigo Invisible"... Tuvo su regalo, pero la cara que puso cuando le metimos una piedra volcánica en una caja no tiene precio.
No recuerdo los nombres de la Profesora de Inglés que tenía la voz tan cándida que parecía que se fuese a romper y el Profesor de "Deporte" (Como se dice allí) con el que nunca me llevé muy bien... porque el Deporte se me daba muy mal. No era nada personal... Sigo sin hacer deporte.
Cómo olvidar, en fin, aquella Hermandad, todas aquellas caras que se cruzaban conmigo cada día durante los dos años que viví en Lanzarote... SONIA, SANDRA, TERESITA, ALMUDENA, IZASCUN, JAVIER, HUMBERTO, YENIRA, EDURNE, ALEXIS, IVANA, RAQUEL, NATALIA, FÁTIMA, RUBÉN, YASMINA... Y tantos otros que ahora mismo se me escapan pero merecen su mención y tienen, sin duda, un rincón reservado entre los vericuetos de mi Memoria.
Tengo la sensación de que el mismo insistente viento conejero que un día agitaba pañuelos de despedida, hincha hoy las velas para taer hasta mi puerto infinidad de veleros con las bodegas cargadas de recuerdos... Ayudadme a amarrarlos para que no zarpen nunca... Lo que no han podido borrar más de 20 años, ya no puede ser olvidado.
J.Lorente.
(Imagen: Extraída de FaceBook.)